lunes, 21 de octubre de 2013

¿Vampiros y diosa Fortuna infortunada?


¿Vampiros y Fortuna infortunada?
En la novela Expediente Is34:14 de súbito irrumpe el hematófago alfa en el teatro Degollado, para reclamar la vida a varios asistentes, quienes visten distinguidos fracs y no desean armar un escándalo. Testigos hay muchos, entre ellos la escultura de la fotografía.

Esta bella pieza representa a la diosa romana Fortuna, cuya altura es de poco más de dos metros. La custodian dos monstruosos seres, quizá cruentas quimeras. Esculpida incluso con escalpelo sobre un solo bloque (por el artista Carlo Nicoli, entre 1875 y 1880), son admirables detalles como el hueco entre cetro y mano, las perlas en el cinturón y orejas.

Por algún tiempo fue manca, pues sufrió un atentado vandálico en la plaza Tapatía, que le hizo perder justo esa mano y su cetro. Su biznieto Carlo Nicolo y el escultor jalisciense Alfredo López Casanova la restauraron en 1997, tres años después de haber sido resguardada en el foyer del teatro Degollado, donde hoy se le puede visitar. Nicolo se valió de fotografías y puntos de referencia para reconstruir la pieza, hecha con cantera de Carrara, como hiciera su bisabuelo en el siglo XIX. Además diseñó un perno de acero inoxidable para unirla al brazo, por ese motivo se le aprecia un brazalete en la mano derecha.

Esta hermosa pieza, propiedad de la ciudad, está bajo resguardo del Ayuntamiento de Guadalajara, no obstante el Congreso del Estado instruyó colocarla en el teatro Degollado, justamente para su restauración y conservación.

Su sede original fue el patio central del antiguo Liceo de Niñas, hoy sede del Supremo Tribunal de Justicia; posteriormente residió en el Museo regional de Guadalajara; en la década de 1940 la llevaron a la «Caja de agua» (inmueble sito entre avenidas Agustín Yánez y La Paz), pero infortunadamente en la década de 1980 pasó a plaza Tapatía, donde esperó casi veinte años para que las autoridades advirtieran sobre los daños que se acumulaban en la escultura.

El atentado a su mano hizo reaccionar a las autoridades y la Dirección de Cultura municipal solicitó su traslado a Casa museo López Portillo, no obstante en marzo de 2005 el Cabildo tapatío la cedió en comodato por cinco años a la Secretaría de Cultura. Actualmente, una pieza similar a la diosa Fortuna de Guadalajara costaría al menos 150 mil euros, según Carlo Nicoli, quien junto con sus hijas ya suman siete generaciones de escultores en dicha familia.

El teatro Degollado, por su parte, ya casi cumple 150 años de antigüedad, y fue proyectado por el arquitecto tapatío Jacobo Gálvez. En 1855 se colocó la primera piedra, un 5 de marzo, durante el gobierno de José Santos Degollado; diez años más tarde nacía el teatro Alarcón, en honor del dramaturgo mexicano Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, que luego cambiaría por el de teatro Degollado. Imaginemos lo que aquella empresa implicó, eran tiempos de la guerra de Reforma e intervención francesa en el país: literalmente nació entre conflictos, sangre y muerte. ¿Por eso elegiría la bestia acudir ahí por sus víctimas?

En dicho inmueble destacan además el pórtico de estilo neoclásico, el frontis con «Apolo y las nueve musas» (en los que repara el vampiro alfa) y la enigmática águila colosal, dispuesta casi sobre la bóveda desde 1880, cuya discutida autoría del artesano Rosalío Dávalos es problemática y su significado hace referencia a la abolición de la esclavitud en Guadalajara, pero hay un rumor secular de que si el águila suelta la cadena que cuelga de su pico, el teatro se desplomará. Como sea, es también testigo de la lucha entre el hematófago y esos ricos hombres de la ciudad. ¿Por qué, para qué? Necesitas leer Expediente Is34:14. Ya pídelo, se agota la edición...

No hay comentarios:

Publicar un comentario